El Colegio Mérida tiene sus antecedentes en dos acontecimientos de suma importancia:
  • 1) La fundación de la Congregación de las Religiosas de Jesús-María por Sta. Claudina Thévenet el 6 de octubre de 1818, en Francia, quien conmovida ante la miseria en la que la Revolución Francesa había dejado a niñas huérfanas y abandonadas, decide tomarlas a su cargo para brindarles cuidados y educación, junto con un grupo de compañeras. Al cabo de los años la Congregación creció a otros países, incluyendo México. Por su labor, Claudina fue beatificada el 4 de octubre de 1981 y canonizada el 21 de marzo de 1993, en Roma. Sus últimas palabras fueron: ¡Qué bueno es Dios!”.

2) El deseo y dedicación de promotores de obras benéficas en Yucatán, como don Leandro León Ayala, quien antes de su muerte en 1901 trataba de establecer en Mérida escuelas gratuitas y quiso iniciar un colegio católico para la educación de señoritas, labor que concretó su amigo don Manuel Pasos Gutiérrez, junto con el Sr. Arzobispo don Martín Tristchler y Córdova, con el apoyo de don Audomaro Molina, quien orientado desde Roma, invitó a venir a las Religiosas de Jesús María establecidas en España.
Tras difícil y peligroso viaje en barco desde España, el 24 de diciembre de 1902 pisaron tierras yucatecas las primeras 6 religiosas de Jesús María: M. Dolores Martínez, M. Clementina Esteve, M. Juana Francisca Alberich, M. Loyola Zulueta, M. Natalia Sala y M. Caridad Prat.

A esa extraordinaria labor se sumó la que por décadas realizaron innumerables benefactores, exalumnas y Hermanas de Jesús María, quienes enfrentaron 2 veces persecución religiosa y la expulsión del país, hasta que el lunes 7 de enero de 1952 se fundó oficialmente, con 35 alumnas, lo que hoy conocemos como “Colegio Mérida”.

Historia detallada del Colegio Mérida, A. C.

La Historia del Colegio Mérida, está íntimamente vinculada con la Historia de Yucatán, pues existieron personas y hechos que marcaron definitivamente la estancia de la Congregación de Jesús María, en nuestras tierras.

Han sido numerosas las obras de beneficencia que han patrocinado los yucatecos a través de la historia, tanto en el aspecto de la salud como de la educación.

Gracias a la filantropía de don Leandro León Ayala, muerto en 1901, promotor de diversas obras benéficas, como la de establecer en Mérida escuelas gratuitas, surge la idea de un colegio católico para la educación de señoritas, labor que llevó a cabo su amigo íntimo y albacea don Manuel Pasos Gutiérrez junto con el Señor Arzobispo Dr. Martín Tristchler y Córdova quienes inician las gestiones para llevar a cabo dicho proyecto.

El momento propicio llega al tener que viajar a Roma don Audomaro Molina y es a él a quien le encargan la búsqueda de una comunidad de religiosas, necesariamente españolas por razón del idioma, que estuviesen dispuestas a realizar los ambiciosos planes.

En Roma se entrevista con el Cardenal Vives y Tutó, protector de las congregaciones religiosas; tiene la obra de Claudina Thévenet en su preferencia puesto que conoce personalmente a la Madre San Ignacio, Provincial de España. El Cardenal aconseja a don Audomaro visitar a la Madre General de Jesús-María.

Aquella entrevista fue un éxito y la M. San Cirilo Reynier acepta encantada el viaje a América, a pesar de la advertencia acerca del clima ardiente del trópico y de la fiebre amarilla.

Apenas terminada la entrevista con el Sr. Molina, la M. San Cirilo consciente del compromiso adquirido lanza su invitación hasta España, allí la acoge la M. San Ignacio y da su “sí generoso”, en nombre de la Provincia, encabezando la lista de las voluntarias.

Mientras tanto, en Mérida, el Señor Arzobispo Dr. Tristchler y Córdova, satisfecho por las gestiones llevadas a cabo en Roma, escribe a la Madre General y luego a la Madre Provincial, manifestando su gratitud y le envía los fondos necesarios para el viaje de las primeras religiosas.

El 26 de noviembre de 1902, el trasatlántico “Manuel Calvo” leva anclas en el puerto de Barcelona, llevando entre sus pasajeros a las siete primeras religiosas de Jesús-María, que tras un penoso viaje, llegan a sembrar “el grano de trigo” en nuestras tierras. Ni Yucatán ni la Congregación, podrán olvidar los nombres de estas religiosas:

  • M. Dolores Martínez

  • M. Clementina Esteve

  • M. Juana Francisca Alberich

  • M. Loyola Zulueta

  • M. Natalia Sala

  • M. Caridad Prat

Por las cartas de la M. San Ignacio a sus comunidades de España, sabemos de la larga y penosa travesía por el océano Atlántico. Fue un viaje duro y azaroso, llegando a poner en alarma a la tripulación y retrasando la llegada a Nueva York, donde desembarcaron el 14 de diciembre, descansaron unos días y compraron ropa y sombreros para quitarse el hábito, debido a la situación política que se vive en México.

El 18 de ese mes, se embarcaron en un vapor americano rumbo a Cuba, a donde llegaron el día 21 y por fin el día 24 de diciembre divisan el puerto de Progreso; antes de llegar a tierra reciben el saludo del Señor Obispo por medio del Padre Enrique Pérez Capetillo, párroco de Santa Ana.

A las 3 de la tarde del 24 de diciembre de 1902, ponen pie en la costa yucateca las primeras religiosas de Jesús-María y se abre un nuevo capítulo en la obra de la Madre Fundadora.

Una comisión compuesta por don Manuel Pasos Gutiérrez y Don Trinidad Molina, hermano de don Audomaro, recibe a las viajeras y se encargan de todos los trámites aduanales; don Manuel Pasos, su esposa doña Gertrudis Bolio y sus hijas, han dispuesto con delicadeza todo lo conveniente al hospedaje de las madres.

No pierden el tiempo y empiezan su apostolado en la misma casa-escuela de Santa Ana; cada día aumenta el número de alumnas, en su mayoría mestizas que están sedientas de aprender.

El día 2 de febrero de 1903 se les anuncia una segunda expedición compuesta por diez religiosas. En la casa de Santa Ana no hay lugar para instalarlas, el Señor Arzobispo al enterarse les ofrece en Chuminópolis la Quinta de San Pedro”.

Nuevamente los amigos ayudan a las madres, entre ellos, el director de los Maristas, las Siervas de María y las Madres Teresianas.
La primera Superiora de la comunidad es la M. Virginia Soley que viene al frente de esta segunda expedición.

Escuelas que se fundaron

La intención de la fundación Leandro León Ayala era abrir una escuela para niñas, totalmente gratuita, en cada uno de los suburbios de la ciudad.

La primera escuela de Jesús-María en Mérida estaba situada en el barrio de Santa Ana, muy cerca de la parroquia del mismo nombre, y comenzó a funcionar el 17 de febrero de 1903 con 92 alumnas.

Después se le añadirá la de Santiago (10 de marzo de 1903), la de la Mejorada (15 de noviembre del mismo año) y durante un tiempo, la de San Cristóbal.

Aunque inicialmente no había parecido conveniente la apertura de un colegio-pensionado, éste se fue formando sin apenas planearlo; don Manuel Pasos, el presidente de la Fundación Leandro León Ayala, confió a sus dos hijas, Carolina y Manuela, para que las religiosas las instruyesen y formasen; otros caballeros de la junta siguieron su ejemplo y nació así un colegio pequeño y acogedor en la misma quinta.

Quinta San Pedro (1903)

Después, pudieron adquirir una propiedad en el pueblito de Itzimná, a sólo 10 minutos de Mérida, gracias a la ayuda del Señor Arzobispo que les suministró en préstamo parte del dinero de la compra, cubriendo el resto con una hipoteca. Recibió el nombre de “Quinta Jesús-María” y allí se trasladó la comunidad y el colegio el 14 de julio de 1905, dejando libre la de San Pedro.

Itzimná será símbolo de la fidelidad de Yucatán a Jesús-María y será semillero de vocaciones, siendo Carolina Pasos la primera en entrar al noviciado; desafortunadamente ese mismo año se hizo presente la fiebre amarilla, cobrando como primera víctima a la M. Candelaria.

Por órdenes del General Salvador Alvarado, Gobernador de Yucatán de 1915 a 1917, en 1915 las escuelas religiosas se cierran y las madres son expulsadas del país, refugiándose en La Habana, Cuba. La M. Borja Mas de Xexás, cuarta superiora, es quien cierra la casa y encamina a la comunidad al destierro.

En esa época se cerraron los colegios católicos y fueron expulsados muchos sacerdotes y miembros de las órdenes religiosas. El 4 de septiembre de 1915 las últimas hermanas de Jesús-María abandonaron el país.

Todos los bienes de la fundación León Ayala fueron confiscados y los edificios pasaron a manos del Estado; la gigantesca labor de Jesús-María se puede apreciar al conocer que en las diversas escuelas se educaban más de un millar de alumnas distribuidas como sigue: A la de Santa Ana asistían 450 alumnas; a la de Santiago 322; a Mejorada 354 y a Itzimná, 67.

En las escuelas dominicales de catecismo recibían instrucción religiosa 1,244 niñas y jovencitas; en sus doce años de servicio en Yucatán, las religiosas habían atendido a un total de 12,306 alumnas.

Al ser incautadas las escuelas de beneficencia “Leandro León de Ayala”, don Manuel Pasos Gutiérrez se ve obligado a refugiarse en Cuba, donde murió como había vivido: Amando y perdonando a sus injustos perseguidores.

El espíritu de familia de Jesús-María se hace presente de nuevo; familias amigas de las religiosas guardaron en sus casas las imágenes y algunos objetos de valor. El Gobierno se apoderó de los colegios de religiosos y más tarde convirtió el colegio de Itzimná en una escuela para indígenas.

Durante un largo período, las exalumnas de México y Mérida sostuvieron correspondencia constante con la Madre Provincial de España, María de San Ignacio y otras religiosas; conservaban el contacto con las madres y sobre todo, mantenían la comunicación y la esperanza necesarias para lograr su regreso en cuanto fuese posible.

La presencia de Jesús-María en esta segunda etapa fue breve: Sólamente cinco años, que coincidieron con el régimen del General Obregón, hasta que fue asesinado en 1926 y subió al poder el General Plutarco Elías Calles, cuya política siguió una tendencia antirreligiosa y socialista.

En el mes de mayo de 1921 volvieron las madres a Mérida, gracias a la labor callada pero eficaz de las antiguas alumnas y amigos de la congregación. Fue el mismo Monseñor Tristchler quien escribió a la Madre General Santa Clara Bray solicitando el retorno de las religiosas a Yucatán.

Las antiguas alumnas organizan variados eventos para ganar fondos; entre ellas están doña Teresa Molina, doña Fausta Arrigunaga y doña Tina Zapata.

El grupo que regresa está compuesto por diez religiosas, encabezadas por la queridísima M. Borja (Superiora que cerró la casa), quien las acompañará hasta que llegue la nueva Superiora, M. Victorias Mitjans.

En medio de esta aparente tranquilidad la situación se agrava: En 1926 fue promulgada la Ley Calles; en Mérida Alicia Torre, fidelísima, exalumna, lleva a las Madres noticias alarmantes: El Colegio Teresiano ha sido saqueado por órdenes del Gobernador y se hará lo mismo con todas las instituciones de religiosas.

Monseñor Tristchler se preocupa por la seguridad física de las religiosas, quienes para poder terminar el curso y no perjudicar a las alumnas se trasladan a la casa de los Molina Hübbe.

La M. Victorias para conservar el beneficio que se les estaba haciendo a las niñas, entrega el colegio a la M. Soledad Sánchez, religiosa de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres. Por una carta de ella dirigida a la M. Borja, fechada en 1927, se deduce que estas religiosas subarrendaron la casa y continuaron con la dirección del colegio de la calle 57.

El 2 de agosto de 1926 obedeciendo las órdenes de la Madre General, las religiosas de Jesús-María salen y se dispersan, acogiéndose a las comunidades de EUA, Argentina, La Habana y España. En el puerto de Progreso se desarrolla una emocionante despedida; por segunda vez dejan las tierras mexicanas, continúan su misión en El Paso, Texas y proclamarán el mensaje del reino hasta que el Señor prepare los caminos y las invite a regresar a su patria.

En 1936, con gran pesar para los numerosos amigos que había dejado en México, muere la M. María de San Ignacio Morell, Superiora Provincial de España, gran colaboradora en la fundación de Mérida y México.

En 1937 procedente de Roma llega la M. María de los Ángeles Mancheño, con el cargo de Superiora, quien le da un fuerte impulso a las misiones y nuevas fundaciones de Estados Unidos, manteniendo con firmeza el deseo de regresar a México; un paso importante para ese fin se dio en 1938, cuando el Gobierno General formó la Provincia Hispano-Mexicana, al considerar que las comunidades existentes en los estados de Texas y California podrían tener ya vida independiente de la Provincia Española.

Ante la insistencia de las exalumnas y otros amigos mexicanos, en el Capítulo General de 1946, la M. Luisa Fernanda Sagnier, Provincial de España, animó a la M. Ángeles para que volviera a plantear el asunto de la fundación de México: La situación política se había tornado favorable y el permiso para regresar fue concedido por unanimidad.

Algunas familias yucatecas, luego de la expulsión de las religiosas, a pesar de la gran distancia que existía y las dificultades de comunicación, comenzaron a enviar a sus hijas al Colegio de Sillery, en la ciudad de Quebec, Canadá, por lo que logró mantenerse el contacto y el cariño con las religiosas.

Entre las primeras alumnas yucatecas en Sillery se encontraba Rosa Ma. Casares, las hermanas Peón de Regil (Cristina, Fausta y Teresa), Leonor E. Casares, Carmen Robleda, Eufemia y Catalina Juanes, Berta Azarcoya Bolio, y algunas más.

De 1926 a 1948 México vivió una serie de acontecimientos que, en medio de situaciones contradictorias y dolorosas luchas, le permitieron ir alcanzando su madurez como nación.

También durante este período (1926-1948), las exalumnas yucatecas no perdieron el contacto entre ellas y con las religiosas de España; a partir de 1938 se estrecharon mucho más los lazos con la comunidad de El Paso y con la M. Ángeles Mancheño, primera superiora de la naciente Provincia Hispano-Mexicana.

La bondadosa acogida de la M. Ángeles, las decidió a reunirse con regularidad para trabajar más intensamente por el regreso de las religiosas y pidieron a Monseñor Manuel Loría Rosado fuera su asesor y director.

El grupo se reunió por primera vez el 20 de octubre de 1948; en esa primera reunión, Alicia Torre Espinosa les informa que en su reciente viaje a la ciudad de México pudo hablar con la Madre Provincial, exponiéndole los deseos de las exalumnas por la reapertura de su Colegio.

También se elige a la directiva que se encargará de encauzar los esfuerzos hasta lograr el regreso de las religiosas, con Rafaela Espinosa de Rodríguez resultó la nueva presidenta; Isabel Bolio de Azarcoya y Alicia Torre Espinosa como vicepresidentas; Benita Campos de Castellanos y Flora Torre de González, secretarias; Dolores Bolio de García, Adela Palomeque de Guillermo y Dolores Puerto de Puerto, tesoreras, y como vocales quedaron Sara Espinosa de G. Cantón, Elena Martínez de Gamboa, Virginia Espinosa de Cárdenas, Ma. Teresa Espinosa de Berzunza, Bertha Rubio de Díaz, Ma Cristina Paoli de Azarcoya, Guadalupe Martínez y Ena Gutiérrez de Díaz.

En acta de la reunión de ese día se registra la triste noticia del fallecimiento de la querida M. Borja Mas de Xexás (1948); este grupo desea ofrecer un homenaje póstumo y celebra en la Iglesia de San Juan una misa; además, deciden llamarse en memoria suya, “Agrupación María Borja”.

Muchas fueron las actividades y gestiones para recuperar el colegio de Itzimná, más todo fue en vano. El Arzobispo Don Fernando Ruíz Solórzano escribió a la Madre General el interés que tenía por el regreso de las hermanas. Antes de dos meses ya tenía el Sr. Arzobispo carta de la Madre General donde le dice que sólo espera saber si las Madres Provinciales de España y de México cuentan con religiosas para el envío.

En 1950, la M. Ángeles en compañía de la M. Sagrado Corazón Nandín viajan a Mérida, donde tienen un encuentro con cerca de sesenta antiguas alumnas; las madres quedan encantadas y deciden apoyar a las yucatecas en sus gestiones.

Posteriormente recibirían una carta de la M. Ángeles comunicándoles que la Madre General visitaría las casas de la Provincia Hispano-Mexicana. En el mes de mayo de 1951 reciben la deseada visita de la Madre General y al ver el entusiasmo e interés de las exalumnas dice: “Desde este momento, la M. Ángeles es ya su Provincial.”

La primera comunidad de Mérida estaría formada por algunas religiosas españolas y mexicanas. El 10 de diciembre de 1951 llegaron la M. Josefa Manuela Pasos Bolio, María del Perpetuo Socorro Servín y María de la Trinidad Castilla (yucateca), ese mismo día llegaría la M. Margarita del D.C. Roglá.

Las religiosas serían hospedadas en Siscal, finca perteneciente a los esposos Patrón Palma, situada en las afueras de la ciudad. En el transcurso de los siguientes días las madres y exalumnas van habilitando la casa donde se iniciaría el curso, en la calle 59, en el barrio de Santiago.

El lunes 7 de enero de 1952 fue el primer día de clases para las 35 fundadoras del ahora llamado “Colegio Mérida”, cuya comunidad estaba constituida por:

  • M. Margarita del Divino Corazón, Superiora española

  • M. María del Perpetuo Socorro, Asistente mexicana

  • M. María de la Trinidad Castilla, mexicana

  • M. María de San Estanislao, mexicana

  • M. Natalia Barroso, mexicana

Más adelante llegarían la M. Inés de la Cruz y la M. Francisca Teresa, después la M. Guadalupe Calero quien sólo estuvo unos meses. La casa resultaba muy pequeña, por lo que las exalumnas seguían luchando para recuperar Itzimná. En el colegio se trabajaba con regularidad bajo la dirección técnica de la Profesora Carmita Cervera, quien logró la incorporación de la primaria a la SEP.

A finales de junio terminó el curso, previendo un notable aumento de alumnado, por lo que urgía pensar en otra casa mejor.

Un fruto de la tercera fundación de Mérida fue la entrada al noviciado de algunas jóvenes yucatecas hijas de exalumnas: Margarita Rivero (M. Borja), Jilma González (M. Flora de Jesús), Mercedes Peón (M. Inmaculada), Teresita Peón (M. Eucaristía).

En el mes de septiembre el año escolar dio comienzo con 154 alumnas, todavía en la calle 59; las religiosas no tenían donde dormir y en un bungaló de la residencia de Don Alberto García Cantón y Doña Lolita Bolio, noche tras noche llegaban las madres a descansar.

En octubre (1952) se mudó el colegio a la hoy antigua carretera a Progreso (donde estuvo una embotelladora). En esta casa las madres fundaron el Club Bonic para que las alumnas pudieran pasar las tardes de los sábados con distracciones sanas. El club eligió su nombre en honor al perro guardián del colegio.

En los dos años y medio que el Colegio funcionó en la antigua embotelladora, las hermanas pudieron ejercer su labor educativa con gran fecundidad. Iniciaron la catequesis de la parroquia de Itzimná, volvieron a celebrar los meses de mayo y junio, reorganizaron el Club Bonic, las niñas pasaban los días de Carnaval lejos de las atracciones nocivas que había en la ciudad quedándose en el colegio y otras se iban a la playa, donde la familia Patrón-Palma las alojaba en su cocal “Miramar.”

El 24 de diciembre de 1952 las exalumnas conmemoraron los 50 años de la llegada de las primeras religiosas a Mérida y el día 27 tuvieron una convivencia en la que se emocionaron mucho cuando la M. Margarita se presentó como la queridísima M. Borja.

En abril de 1953 la M. Margarita sale para Roma convocada a Capítulo General para la elección de Superiora General pues se había muerto la M. Luisa Fernanda, en este Capítulo es elegida la M. María del Rosario Arañó. En este mismo año se abre el internado a petición del Sr. Arzobispo, la M. Inés de la Cruz fue destinada a El Paso y la M. Magdalena Sofía Bas llega de España. También se añaden a la comunidad la M. Flora de Jesús González y la M. Celina.

Durante el tiempo que el colegio estuvo en la que fue embotelladora la M. Margarita no dejó de buscar una casa para trasladarse ya en definitiva. El Lic. Joaquín Acevedo le sugirió a la Madre que viera la quinta donde vivió el exgobernador Tomás Marentes, ubicada en la calle 60, cerca del colegio. La Madre quedó entusiasmada y llevó a la comunidad a ver la residencia. A partir de ese momento religiosas y alumnas empezaron a rezar el Rosario a fin de conseguir la “Casa Marentes.”

Como siempre se hizo presente el apoyo moral y la ayuda económica necesaria, se solicitó a los padres de familia, en calidad de préstamo, mil pesos a cada uno. En el mes de octubre de 1954 la M. Margarita y algunas exalumnas pensaron organizar un bazar de Navidad aprovechando los regalos que ella recibiera por el día de su santo. En noviembre Doña Lina Torre de Menéndez entusiasmó a todas para colaborar con este proyecto, cuyas ganancias ayudarían a la compra de la casa.

A principios de diciembre se llevó a cabo el bazar; lo que se pensó que se vendería en tres días se acabó en tres horas. El evento tuvo lugar en la casa de Don Pepe Patrón y Doña María Cristina Palma; la ayuda de este matrimonio no tenía límites puesto que su residencia era invadida durante varios días, antes y después del bazar, que se volvió una tradición navideña en la ciudad y perduró varios años.

En 1955 finalmente se pudo adquirir la “Casa Marentes”, a la cual se le puso el nombre de “Villa Rosario” en agradecimiento a la Virgen, por su poderosa intercesión y abrió sus puertas el 13 de abril de 1955, día en que el Señor Arzobispo celebró la primera misa.

El día 18 de ese mismo mes, al término de las vacaciones de Pascua, las alumnas encontraron un colegio espacioso y alegre. La propiedad de unos 16,000 metros cuadrados tenía dos construcciones: una casa grande donde se instalaron los grupos de primaria y secundaria, una lavandería y ropería que sirvió también de dormitorio y una casita donde estaban los parvulitos y en los grandes jardines había una piscina. En el mes de junio se empezó a disfrutar de un comedor empleado para usos múltiples, un dormitorio para 24 internas, el edificio de la primaria y campos de juego.

Las actividades del Colegio fueron organizadas por áreas:

  • Área Espiritual

  • Área Apostólica

  • Área Cultural

  • Área de Educación Física

  • Padres de familia

En este mismo año de 1955 las religiosas empezaron a visitar el vecino pueblo de Chuburná y se hicieron cargo de la catequesis. La M. Magdalena Sofía se entregó a esta obra con todo su celo apostólico. Don Ignacio Molina, hermano de la M. Cecilia, les dio una casa para llevar a cabo la catequesis. En 1969 se deja encaminada la obra con sus propias catequistas y maestros.

Acuden al sur de la ciudad a invitación de los Padres de Maryknoll para hacerse cargo de una escuela mixta situada en el barrio de San Sebastián extendiendo su labor apostólica a otros sectores de la población, retomando así una parte importante de su misión que desde 1915 no se había vuelto a atender.

En 1973 queda la escuela Avelino Montes Linaje totalmente a cargo de la Congregación de Jesús-María; posteriormente se amplió la enseñanza a la secundaria y la preparatoria, cumpliendo el anhelo de la Madre Fundadora de hacer conocer y amar a Jesús y a María.

A la antigua quinta, hoy “Villa Rosario,” con el crecimiento del colegio se le fueron agregando nuevos salones de clase, laboratorios, biblioteca, instalaciones deportivas y fue necesaria la construcción de una cancha techada, en la cual se celebran misas, representaciones y todo tipo de actividades; se construyó un auditorio con aire acondicionado, donde se realizan congresos, concursos, conferencias, etc.

En los últimos años se hizo necesario contar con mayores espacios, no solamente para practicar deportes sino también para tener un estacionamiento más amplio, por lo que se compró un terreno anexo, que le ha dado al colegio mayor amplitud y resolvió el viejo problema vehicular a la comunidad educativa.

La convivencia, el testimonio, la coherencia de vida de nuestras religiosas han permitido el nacimiento de muchas vocaciones yucatecas, algunas alumnas, otras exalumnas, y maestras de los Colegios Mérida y Avelino Montes; otras más, ajenas al Colegio, pero atraídas por el carisma de la Congregación de Jesús-María, han resultado en diferentes etapas de esta nuestra historia, ser semillas y frutos de vida y entrega, en las diferentes misiones que Dios les ha encomendado.

  • M. Josefa Manuela Pasos +

  • M. Trinidad Castilla +

  • M. Cecilia Molina +

  • M. Modesta Castillo +

  • M. Natalia Barroso +

  • M. Margarita Rivero +

  • M. Teresa Peón +

  • M. Mercedes Peón

  • M. Cristina Ojeda

  • M. Socorro Ojeda

  • M. Hilda Sánchez

  • M. Patricia Castellanos

  • M. Sylvia Río

  • M. Gladys Bolio

  • M. Maria Luisa Achach

  • M. Patricia Moguel

  • M. Elda Arjona

  • M. Elsa Arjona

  • M. Nilma Herrera

  • M. Rita Sauri

  • M. Socorro Barredo

  • M. Celina Segovia

  • M. Haydeé Barrera

  • M. Lourdes Várguez

  • M. Guadalupe Segovia

  • M. Nilvia Madera

En las últimas décadas hemos pasado importantes y hermosos momentos en la comunidad educativa, uno de ellos fue la beatificación (1981) y canonización (1993) de nuestra fundadora, Claudina Thévenet, así como la beatificación (1993) de Dina Bélanger.

La historia de nuestro Colegio se ha construido por manos laboriosas con acciones concretas: el cambio de horario de mañana y tarde por el horario corrido; la introducción del inglés al programa oficial; los diferentes cambios en los programas pedagógicos; el inicio del MEJ; la suspensión del nivel de preescolar mixto; la introducción de computación en lugar de cocina y costura; el proyecto de Educación Especial que abre sus puertas a alumnas con necesidades educativas especiales y los diferentes departamentos que hoy en día forman parte de la organización del Colegio.

Otras tantas experiencias que han tejido nuestra historia y la formación de las alumnas incluyen la colaboración en la Navidad del Enfermo, nuestra ayuda durante el ciclón Gilberto, el servicio social en los diferentes niveles y la organización de misiones de Semana Santa.

Hoy la dirección de nuestro Colegio está representada por las Directoras de nivel (o sección):
Preescolar: Lic. Deeny Gómez Vargas.
Primaria: Mtra. María Teresa Escalante Zaldívar.
Secundaria: Mtra. María del Carmen Gijón Estrada.
Preparatoria: Lic. Lucy María Peniche Gallareta
Dirección General: Madre Nilma Lorena Herrera Caamal.

Comunidad Actual

  • H. Flora de Jesús González Torre

  • H. María de Sta. Cecilia Ochoa Godoy

  • H. Sofía Flores Montoya

  • H. Silvia Río Encalada

  • H. Hilda Ma. Sánchez Castellanos Superiora

  • H. María del Carmen Sanabria López

  • H. Nilma Lorena Herrera Caamal Direc. Gral.

  • H. María Felícitas Félix Jiménez

  • H. Ángela Arciniega

Alrededor de 700 familias forman la comunidad de niñas y jóvenes que van construyendo su historia con el Colegio cada año.

Hay participación de nuestras alumnas y exalumnas, los padres de familia y maestros en grupos apostólicos dentro del ambiente matrimonial, familiar, juvenil, pastoral y profesional, haciendo conocer y amar a Jesús y a María, formando hogares felices y ganándose la vida con un trabajo justo.

La historia continúa construyéndose día a día, con la conciencia del compromiso hecho desde el corazón, reconociendo tantos dones recibidos. Sólo así podremos corresponder con la deuda social que tenemos frente al futuro.

¡QUÉ BUENO ES DIOS!

SUPERIORAS GENERALES

1891-1903 M. San Cirilo Reynier

1903-1931 M. Santa Clara Bray

1931-1946 M. María Borja Mas de Xexás

1946-1947 M. Santa Teresa Chapleau

1947-1952 M. Luisa Fernanda Sagnier

1953-1971 M. Rosario Arañó

1971-1989 M. Therese Poulin

1989-1995 M. Lourdes Rossell

1995-2007 M. Aurora Trallero

2007-2013 M. Ma. Ángeles Aliño

2013- M. Monica Joseph

SUPERIORAS PROVINCIALES

PROVINCIA ESPAÑOLA

1898-1936 M. María de San Ignacio Morell

PROVINCIA HISPANO-MEXICANA (1938)

1938-1955 M. María de los Ángeles Mancheño

PROVINCIA DE MÉXICO (1955)

1955-1960 M. Guadalupe María Pérez

1960-1962 M. Margarita del D.C. Roglá

1962-1968 M. Guadalupe María Pérez

1968-1978 M. Elena Escudero Molins

1978-1983 M. María Teresa García Bernal

1983-1993 M. María Luisa Cervantes

1993-2002 M. Teresa Mesa Iturbide

2002-2010 M. Concepción García Paredes

2010-2016 M. Ana Paola Clerico Medina

2016-2020 M. Concepción García Paredes

2020- M. Luz Elena Iturbide Cortija

SUPERIORAS DE LA COMUNIDAD DE JESÚS-MARÍA Y DEL COLEGIO MÉRIDA

1902 M. María de San Ignacio Morell (Provincial de España)

1903-1904 M. Virginia Soley

1904-1909 M. Matilde de Siscar

1909-1912 M. Eufemia Mandrí

1912-1915 M. Borja Mas de Xexás

1921-1926 M. Victorias Mitjans

1951-1960 M. Margarita del D.C. Roglá Altet

1960-1963 M. María de los Ángeles Mancheño Puerto

1963-1966 M. Asunción Porchini Valladares

1966-1968 M. Elena Escudero Molins

1968-1974 M. Carmen López Sanesteban

1974-1976 M. Inés Ma. Llerandi (suplente)

1976-1978 M. María Teresa García Bernal

1978-1981 M. Elena Escudero Molins

1981-1990 M. Carmen López Sanesteban

1990-1992 M. Teresa Peón de Regil

1992-1993 M. Josefina María Barrios y Ramos

1993-1994 M. Socorro Bustamante Mayagoitia

1994-1999 M. Concepción García Paredes

1999-2011 M. Hilda María Sánchez Castellanos

2011-2014 M. Teresa Anaya Duarte

2014-2016 CONSEJO LOCAL: M. Silvia Río Encalada, M. Patricia Moguel, M. Elda Arjona

2016-2017 M. Patricia Moguel Magaña

2017-2022 M. Hilda María Sánchez Castellanos

2022- M Nilma Herrera Caamal

ASISTENTES O DIRECTORAS GENERALES DEL COLEGIO

1952-1953 M. María del Perpetuo Socorro Servín Hernández

1953-1954 M. Inés de la Cruz Delgado Jurado

1954-1961 M. Magdalena Sofía Bas Mercade

1961-1963 M. Asunción Porchini Valladares

1963-1964 M. Gloria de Jesús Palomo Soto

1966-1967 M. Flora de Jesús González Torre

1967-1968 M. Elena Escudero Molins

1968-1972 M. Carmen López Sanesteban

1972-1979 M. Inés María Llerandi Hernández

1979-1989 M. María Tamariz Sánchez-Mejorada

1990-1992 M. Teresa Peón de Regil

1992-1993 M. Concepción García Paredes

1993-1994 M. Silvia Río Encalada

1994-1999 M. Concepción García Paredes

1999-2011 M. Hilda María Sánchez Castellanos

2011-2017 M. Patricia Moguel Magaña

2017- M. Nilma Lorena Herrera Caamal

Bibliografía

Aguilar, Constanza.
Jesús María en México. (en prensa)

García Bernal, R.J.M. María Teresa.
“Jesús-María en Yucatán”, artículos publicados en el Diario de Yucatán.
Mérida, Yuc. Diciembre de 1976.

Montejo Baqueiro, Francisco
Mérida en los años veinte.
Mérida, Yuc. 1986.

Sanz Larrocha, R.J.M. Antonia
Jesús-María en España 1850-1950
Barcelona 1999.

Santa Claudina Thévenet

Santa Claudina Thévenet

(Madre María de San Ignacio)
Fundadora de la Congregación de las Religiosas de Jesús María.

Nacida en Lyon, Francia, el 30 de marzo de 1774 en una familia de comerciantes de seda, recibió una cuidadosa educación.

Muy joven aún, Glady, como se la llama familiarmente, se convierte en el “Ángel del hogar”. Los sufrimientos no le faltarán: conoce los horrores de la Revolución francesa, ve morir a dos de sus hermanos, asesinados cruelmente. Busca entonces en los Corazones de Jesús y de María el valor para responder a una de las llamadas más exigentes de su vida: “Perdona, Glady, como nosotros perdonamos”.

Funda la Congregación: 6/Oct/1818.

Profesión religiosa: 25/Feb/1823.

Fallece: 3/Feb/1837 en Lyon, Francia.

Últimas palabras: “Qué bueno es Dios”.

Beatificación: 4/Oct/1981, Roma, Italia.

Canonización: 21/Mar/1993, Roma, Italia.

Su compasivo corazón se conmueve ante las miserias que ha dejado la Revolución. Son, sobre todo, las niñas y las jóvenes abandonadas y quienes viven en la ignorancia religiosa el principal objeto de su interés.

Claudina responderá a las llamadas que le vienen de estas necesidades, fundando una Providencia con la colaboración de sus jóvenes compañeras reunidas en la Asociación del Sagrado Corazón. Las palabras del Padre Coindre le ayudan a comprender claramente la llamada a la vida religiosa.

La noche del 5 al 6 de octubre de 1818 deja definitivamente a su anciana madre para consagrarse enteramente a las niñas y a las jóvenes, especialmente a las más desfavorecidas. “Me parecía haberme lanzado a una empresa loca sin ninguna garantía de éxito”. Pronuncia entonces el SÍ de la fé.

La obra se desarrolló y crece bajo la dirección de Claudina, quien no ahorra esfuerzos para hacer felices a las niñas y asegurar su futuro.

Su pedagogía se basa en el amor, en la bondad y en la prevención. Junto a ella y a sus compañeras, mujeres valerosas, enérgicas, amantes de su misión, las jóvenes adquieren las cualidades solidas que les ayudan a afrontar la vida.

Por su tarea educativa Claudina contribuye a hacer un mundo más bello; ha dado respuesta a la llamada de su tiempo. Claudina ha vivido la experiencia de Dios, se ha entregado totalmente a Él y, confiada, se lanza a una aventura que alcanza la máxima intensidad en sus últimas palabras:

“¡Qué bueno es Dios!”